Ahora sí que sí. Llegó la hora. Tarde en la opinión de muchos/as, pero llegó.
Después de una larga travesía sin Primera Iberdrola -hoy se cumplen 7 meses, SÍ, SIETE, de la última jornada disputada- la competición nacional regresa con ilusiones renovadas, cambios, dudas e incertidumbres.


Se jugarán -si la pandemia del Covid-19 no lo impide- 34 jornadas para dirimir el destino de una liga con 18 equipos participantes en lugar de los 16 de las últimas campañas. 18, porque recordemos, NO HUBO DESCENSOS.
Algo que cambiará en la Primera Iberdrola 2020/21, que mandará a Reto Iberdrola a 4 equipos con el objetivo de recuperar, para la 2021/22, los 16 equipos (habrá igualmente 2 ascensos)
Una situación que, unida al inicio tardío de la competición (se había llegado a fechar en 5 de septiembre) obligará a jugar un calendario muy denso y con muy pocos descansos para las jugadoras, que a su vez, seguirán afrontando los habituales compromisos con sus selecciones entre partidos clasificatorios para la Women’s Euro de 2022 y los torneos de primavera (Algarve, SheBelieves, etc…) . ¡Una auténtica locura ya antes de empezar!
Por otro lado, persiste el conflicto televisivo. Un conflicto que supone un retroceso imperdonable para una competición que viene creciendo y lo quiere seguir haciendo. Ése, debería ser el interés de aquella gente que dice que apuesta por el fútbol femenino…aunque luego los hechos, no se correspondan a su discurso. Y con la situación actual, ese crecimiento, vive un freno inexplicable e injustificado. A menos de 48 horas para el pistoletazo de salida, solo parece que un partido vaya a televisarse…aunque ojo, seguimos sin saber qué operador se encargará de ello. Parece una broma de mal gusto, PERO NO LO ES. Es una de las realidades del fútbol femenino español.
En el trasfondo, lo de siempre: una guerra de egos, una lucha interminable para ponerse medallas a costa de los demás, hundir al otro, como medio para salir a flote. El negocio y sus intereses se imponen con dureza al deporte y al deseo de la afición. Habrá más capítulos, no lo duden.
Este sábado, por la mañana, arranca la carrera. La carrera por un título que soñamos, repita el FCB Femení. No vamos a engañar a nadie. Y lo hará en su caso, con un partido que algunos medios y aficionados han calificado de Clásico.
Permítanme discrepar: una rivalidad que en fútbol femenino se juega por primera vez, no puede ser clásica. Como dice la 9a acepción de la RAE, es un adjetivo asociado a algo típico, característico. ¿Un partido que no se ha jugado nunca entre estos 2 clubes en dicha competición, se puede considerar como tal? En mi opinión, está claro que no. Por supuesto, quien sigue el fútbol femenino desde tiempo atrás, os podrá hablar de otros muchos clásicos de esta competición. El FCB Femení–Real Madrid Femenino no lo es…a día de hoy. Quizás algún día, si sigue la apuesta de ambos clubes, pueda llegar a serlo.


Lo que sí está claro, que será un partido de mayor carga mediática y trascendencia en prensa de lo que tienen y tendrán la gran mayoría. La rivalidad de ambos clubes, importada especialmente del fútbol masculino -y que a veces se entiende como algo que va más allá de lo estrictamente deportivo- «tendrá la culpa» de ello. De todo esto, lo deseable sería quedarse con lo positivo: mayor visibilidad y mayor presencia en medios, principalmente. Cualquier otra concepción de la «rivalidad» existente y que pueda dañar al fútbol femenino, contará con nuestra más firme repulsa.
Una rivalidad para disfrutar, nunca para dañar.
Para las jugadoras blaugranas, el reto es mayúsculo, pero tanto o más lo serán la ilusión y las ganas con las que lo afrontan. Vencer para empezar bien, con buenas sensaciones, con un +3 y dejando claro, en un partido de altos vuelos, que siguen siendo el rival a batir para los 17 equipos restantes.
No me cabe duda que así será. La confianza sigue intacta.
Y es que estamos ya a menos de 48 horas del arranque. Confieso que hay una mezcla de nervios, ganas y también cierta dosis de pesadumbre por todas aquellas cosas que se deberían mejorar y pasan los años sin que eso suceda.
Pero ahora, como decía la canción de Queen, The Show must go on. Y esperemos, esta vez, poder disfrutarlo hasta la última jornada.
Es la hora: ¡QUE EMPIECE EL ESPECTÁCULO!

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